Más de un millón y medio de euros públicos desde 2005 en mantener una estación meteorológica que apenas cuesta 600. De media, 150.000 euros al año, o lo que es lo mismo: 250 veces más de lo que costaría instalar una nueva cada año.
Y un hecho sangrante que denuncia el actual Gobierno municipal: los madrileños pagan dos veces por el servicio. Así lo estipula el contrato firmado en su día por Alberto Ruíz Gallardón. "Lo que hoy ponemos en funcionamiento es el resultado de haber desterrado la resignación", anunciaba el por entonces alcalde de Madrid en la inauguración del túnel de la M-30, en mayo de 2007.
Un contrato que preveía la instalación de diez estaciones en la M-30. Todavía hoy, diez años después, sólo hay una en funcionamiento. "Es algo absolutamente vergonzoso, un verdadero expolio a lo que son las arcas públicas", ha señalado Carlos Sánchez, concejal de Hacienda en el Ayuntamiento de Madrid.
La gran beneficiada: EMESA, la UTE formada por Ferrovial, Dragados y API Conservación, para gestionar junto al Ayuntamiento Madrid Calle 30. Desde 2005, los contratos de mantenimiento de la obra estrella de Gallardón le han reportado a EMESA más de 550 millones de euros.
Casi 60 de ellos en pagos duplicados y costes injustificados en el alumbrado, la limpieza, la instalación de telecontrol o los mantenimientos de los túneles de la M-30. "Estamos hablando de 60 millones de euros en lo pagado hasta ahora, pero el contrato, como bien se indicaba, es hasta 2040", ha asegurado Sánchez Matos.
Por eso, el ayuntamiento estudia cómo cancelar esos contratos o sancionar a las adjudicatarias, a las que acusa de incumplir sistemáticamente sus obligaciones.