El Gobierno no tiene encima de la mesa aumentar la presencia militar de España en África, y Francia no se lo ha pedido, "por lo que no hemos considerado cual sería nuestra respuesta", según el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.
En un entrevista publicada hoy por el diario La Razón, el ministro considera que el terrorismo es un fenómeno global y un desafío que va a durar años, por lo que "las respuestas hay que hacerlas sosegadamente y de manera muy coordinada.
No tiene ningún sentido que todo el mundo se apresure a hacer cosas sin que nadie se las haya pedido". Sobre la reacción de los partidos de la oposición tras los recientes atentados, García-Margallo califica de "extraña" la de Podemos. "Y ha ido cambiando con el tiempo.
El secretario general afirmó que no compartía los valores que inspiran el pacto contra el yihadismo. "Yo me pregunto: ¿cuáles son esos valores que no comparten?. No he entendido muy bien esa posición".
Por otra parte, considera que es "otra razón para el optimismo" el hecho de que la ONU haya aprobado una resolución por unanimidad que legitima las acciones contra Daesh, Al-Nusra, Al Qaeda y cualquier otro grupo que se ha tipificado como terrorista.
Respecto a la situación en Siria, afirma que su impresión es que hay suficiente material bélico naval y aéreo para acabar con Daesh. "El problema es ordenarlo y ponerlo a trabajar en la misma dirección.
No hace falta más gente; pero eso lo iremos viendo". Para el ministro de Asuntos Exteriores, "estamos ante un fenómeno radicalmente nuevo, global y que va a permanecer en el tiempo. Daesh es el mal absoluto".
En cuanto a la entrada de refugiados, confirma que tanto en España como en la Unión Europea se extreman los controles para evitar que los terroristas aprovechen la ocasión para entrar, "pero tampoco podemos caer en el extremo contrario de criminalizar a todos los que buscan refugio" y que huyen de situaciones en las que les matan.
Durante la entrevista, el ministro califica de "desatino de principio a fin" lo que está ocurriendo en Cataluña, que se encuentra "paralizada", y reconoce que existe preocupación en Europa de que una coalición de izquierda gane las próximas elecciones generales en España.