Después de oír a Tony Blar pedir perdón por la invasión de Irak, muchos esperaban que Aznar fuese el siguiente, pero el expresidente sigue sacando pecho de aquella decisión en el libro que acaba de publicar el ministro Margallo. Afirma que "en términos de influencia y de apoyo internacional a nuestros objetivos, España salió ganando. Y no sólo España".

Una visión triunfalista de la guerra de Irak que ya no comparten ni en su partido. El propio ministro de Exteriores, Margallo, cree que se están pagando las consecuencias de una decisión a la que él mismo se opuso. "Aún pagamos las consecuencias de Irak en Libia, en Siria y con los terroristas de ISIS", ha afirmado. Preguntado por si antes de la actuación en Irak estaba en contra, ha respondido que no la entendió. 

Tampoco entienden los veteranos de la brigada 'Plus Ultra' que se intente negar ahora que ellos fueron a la guerra. Como repite Esperanza Aguirre: "No estuvimos en la guerra de Irak, estuvimos en la reconstrucción". 

Pero la de Irak no es la única discrepancia entre Aznar y Margallo. Le parece, por ejemplo, que el expresidente no es justo cuando critica a Rajoy: "Aznar es injusto al juzgar la labor de este Gobierno". 


Por eso comprende que en el PP duela la actitud del expresidente. Como le dolió a él que Montoro le llamara arrogante: "Me gustó que Montoro me llamara intelectual, pero no arrogante". 

Aun así, asegura que la relación entre ambos vuelve a ser buena porque son dos viejos rockeros y en su caso, con cuerda para rato. Volvería a repetir como ministro si se lo pidiera Rajoy.