Para Alcón, lo prioritario era cobrar las mordidas. La adjudicación y su puesta en marcha eran secundario. "Han olfateado que me apetece esto, lo otro. Oye, yo adjudico esto a una empresa madrileña habiendo empresas aquí igual de buenas. El proyecto me la bufa, ¿qué tiene CLEOP?", llegó a afirmar.
CLEOP y MR eran las empresas que, según el sumario, se repartían casi en solitario el pastel de los contratos que Alcón y Benavent otorgaban a sus compañías fetiche hasta seis meses antes de que el ayuntamiento de Valencia los sacara a concurso.
Isabel Lozano, concejal del Ayuntamiento, afirma que era una "filosofía dentro de la política para sacar dinero". Tampoco esperaban a que se hicieran públicos los contratos a la hora de fijar los sobrecostes. "Cualquier proyecto que se hacía en el Ayuntamiento estaba dirigido a intentar sacar un porcentaje", afirma la socialista Sandra Gómez.
El caso de las Torres de Quart es llamativo, hablan de una reforma para que haya sobrecostes y mejorar las mordidas sin que se haya firmado el contrato de limpieza. "¿De aquí sacaremos alguna cosilla?", le pregunta Alcón a Benavent. Él le responde que "de todo" y ella añade que así se saca para "tomar unas cervecillas durante el verano".
Gracias a los amaños recibían entre un 2% y un 3% de comisión que, según el sumario, también acababa en el PP valenciano, al que se referían como "los de arriba". En Onda Cero, Mari Carmen Contelles, portavoz del PP en la Diputación de Valencia, ha afirmado que "quien la haya hecho, que la pague".
El juez destaca que Alcón no quería dejar escapar mordidas, por eso lo controlaba todo, hasta las meses de contratación ocupadas por personas de su confianza.