El presunto cabecilla de la trama púnica, David Marjaliza, a pesar de tener grandes cantidades de dinero, su problema era saber como manejarlo. El agobio que esto le produjo y el hecho de no saber inglés lo llevaron a pedir ayuda a un bufete de abogados. "Marjaliza planteó a este despacho una consulta sobre la regularización tributaria especial, manifesando que poseía dinero en el extranjero procedente de la actividad inmobiliaria", consta en el sumario.

Marjaliza habría pedido consejo a un despacho de abogados para recuperar lo que tenía fuera del país. La investigación arroja un aparente blanqueo de manual mediante la compra-venta de obras de arte sobre la que también solicitó información.

El sumario refleja que Marjaliza llegó a construir una sociedad en Sigapur. De ese país asiático le llegaron el empresario más de cuatro millones en concepto de la venta de obras de arte que se habría producido en Suiza. Una presunta compraventa ficticia sumada a su fortuna en el azar, la lotería le tocó cuatro veces en sólo dos años.

La investigación sospecha que utilizaba su propia administración de Valdemoro para comprar billetes premiados con los que blanquear dinero. El juez Velasco investiga si alguna de las mordidas se pagaban con números de lotería premiados.