Cerrada a cal y canto y bajo la vigilancia de un guardia jurado, así amenecía el centro cultural La Madreña en Oviedo después de su desalojo. Sus miembros se manifestaron a la puerta del centro, pero poco pudieron hacer porque la policía les pilló por sorpresa.
No es el único centro social desalojado. La Traba, en Madrid, lleva siete años gestionado por jóvenes en el barrio de Arganzuela. Aseguran que cerca de 500 chavales participan de la oferta cultural que se organiza desde aquí.
Explican que su trabajo es social y didáctico destinado para jóvenes y vecinos. Pero su desalojo está a la vuelta de la esquina. El Ayuntamiento de Madrid lo ejecutará el próximo 22 de julio. Para los responsables, este derribo, el de Can vies y el de Oviedo responden a una maniobra política.
El primero de esta presunta ofensiva fue el centro cultural de Barcelona. Esta imagen desataba los violentos disturbios a favor del movimiento. Todos son centros culturales okupas. Llevan décadas prestando sus servicios en los barrios, sin quejas por parte de los vecinos. Pero ahora su existencia corre peligro casi de forma simultánea.