Un total de 5.083 mayores murieron con COVID-19 en las residencias en 2021, el año de la vacuna, frente a los casi 26.000 que fallecieron en estos centros en 2020, el primer año de la pandemia, con prueba positiva o síntomas compatibles con el coronavirus.
Son las cifras que arroja el último balance del IMSERSO, que recoge también el impacto de la variante ómicron en las residencias en la última semana del año (del 27 de diciembre al 2 de enero), con 3.647 positivos, frente a los 1.622 de la semana anterior; y 50 fallecidos con prueba positiva, frente a los 36 de la semana previa.
El Imserso comenzó a recoger los datos de los fallecimientos por COVID o con síntomas sospechosos en la estadística desde el 14 de marzo de 2020, sin contabilizar los posibles que hubo antes de que se decretara la pandemia -Enero, febrero y la mitad de ese marzo-.
Hasta junio de ese mismo año, es decir en tres meses, murieron un total de 10.492 residentes con síntomas compatibles con el coronavirus, pero sin confirmación. Con prueba confirmada desde ese 14 de marzo de 2020 y hasta 31 de diciembre de 2021, ha habido 20.388 fallecimientos en las residencias con COVID.
Así, sumando también los fallecimientos de casos sospechosos, el total sería de 30.880 muertes con COVID, de los que 5.083 han ocurrido en 2021. A principios del pasado año, en enero, hubo semanas, como la última de ese mes, en el que se registraron hasta 788 fallecimientos en las residencias, una cifra que fue descendiendo hasta que en los últimos días de marzo y los primeros del mes de abril, el Imserso contabilizó tan solo una muerte.
Los números fueron oscilando entre 5,7 y 10 muertes, y en verano volvieron a subir ligeramente. La semana que fue del 9 al 15 de agosto hubo 170, pero a partir de ahí los números volvieron a descender hasta que apareció ómicron en escena en diciembre, cuando se produjo un suave aumento: de 24 se pasó a 30, la siguiente semana -la de Nochebuena- hubo 36 y en la última del año, 50.
De los 50 fallecimientos con COVID, nueve fueron en Cataluña; ocho en Aragón; 7 en la Comunidad de Madrid; seis, en Castilla y León; cuatro, en País Vasco y otros tantos en Asturias; tres en la Comunidad Valenciana, los mismos que en Navarra; dos en Andalucía, al igual que en Galicia; uno en Baleares y otro, en Extremadura.
Los contagios de los residentes han sumado en este año un total de 34.748, pasando de los hasta 4.469 que se registraron a mediados de enero a los escasos 29 en una de las semanas de junio. En verano subieron, cuando España se encontraba en la quinta ola -la denominada joven- y la variante delta se expandía. Entonces se llegó hasta los 1.200 contagios en la semana central de agosto.
Y los positivos volvieron a bajar hasta ómicron. Si a mediados de noviembre hubo 160 casos, la siguiente semana se pasó a los 305, y así hasta los 3.647 con los que se acabó el año.