Si algo dominó la declaración de Cristina de Borbón ante el juez fue la falta de memoria. En el vídeo de cinco minutos aparecido en una plataforma de Internet, la infanta se apoya en su olvido o desconocimiento hasta cinco veces, a una vez por minuto de media.
En la grabación se aprecia cómo el blindaje policial en la zona no sirvió para que la infanta fuera ajena a las protestas de la calle. Los gritos y el jaleo se escuchan casi al mismo nivel que al propio juez. Pero ni el ruido del exterior ni la desmemoria de la duquesa de Palma influyeron a Castro, que repreguntó a la infanta con documentos que ponen entredicho su defensa.
Por ejemplo, después de asegurar doña Cristina que no recuerda para qué fue fundada Aizóon, Castro le enseña el acta de una de las juntas en la que la infanta, con su firma, aprobó las cuentas de la empresa. Así lo hizo en 9 ocasiones, desde 2004 a 2012.
Sus gastos personales con la VISA Oro de Aizóon son otra de las claves. Doña Cristina le dijo al juez que utilizó la tarjeta por error, porque tiene una decena y a veces se confunde. Pero, acto seguido, Castro le enseñó los correos entre Urdangarin y su secretaria que probarían que la infanta tiraba de Aizóon a sabiendas.
"Iñaki, como sabes, Su Alteza Real me ha encargado unas compras que no puedo justificar por gastos de Aizóon. Si te parece le doy los tickets a Marco para que él me devuelva el dinero de la caja. ¿Nos das el ok? Gracias". "Ok. Se lo gasta en algún regalo para mí, no????"
Pero la infanta se desentendió de esta y de todas las demás pruebas que le presentó el juez. Como la adquisición de un cuadro por más de 4.000 euros que ella reconoció haber comprado pero no pagado.