El narcotraficante Laureano Oubiña, de 71 años, ha abandonado la prisión para dirigirse al Centro de Inserción Social (CIS) de Alcalá de Henares, Madrid, donde vivirá en un régimen semiabierto, según fuentes policiales.
A su salida, Oubiña, que viajaba en un coche conducido por el capellán de la prisión, ha criticado a los responsables de la cárcel, calificándolos de "gran negocio", y ha dicho que lo más inmediato que quiere hacer es estar con su familia.
El juez de Vigilancia Penitencia de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, concedió el pasado 24 de febrero el tercer grado penitenciario a Oubiña, que cumplía una pena de cuatro años y seis meses por blanqueo de dinero procedente del narcotráfico.
Durante su tercer grado, Oubiña tendrá que trabajar durante las mañanas en una asociación de ayuda a extoxicómanos e inmigrantes, donde ayudará a mantener el huerto y tendrá que conocer a exdrogadictos que luchan por salir de la droga.
Laureano Oubiña empezó con el contrabando de tabaco pero vio antes que nadie un negocio mucho mayor: usar las rías gallegas para introducir droga dura en Europa. La droga de Oubiña mató a miles de jóvenes y ahora las madres de aquella generación perdida aceptan la liberación y esperan que el arrepentimiento del narco sea sincero.
Su buen comportamiento en prisión, su edad y su estado de salud fueron los principales argumentos esgrimidos por el juez para este cambio de régimen penitenciario, que contó con el informe favorable de la Fiscalía Antidroga de la Audiencia Nacional.