A tres semanas de las elecciones, el PP ha hecho limpieza con la suspensión provisional de Alfonso Rus, como ha pedido Alberto Fabra a Génova.

De nada le ha servido al presidente de la Diputación de Valencia el comunicado que emitía por la tarde negándose a dimitir: "Me siento indefenso y víctima de un ataque informativo y político brutal (...) motivado por razones políticas".

Rus se aferraba al cargo y se defendía de las acusaciones: "Si alguien cree que he podido cometer un delito, tendrá que demostrarlo y no sembrar la opinión pública con este burdo montaje que a todos daña".

Pero con las últimas declaraciones de los populares valencianos, se mascaba la tragedia. Por la tarde, Rita Barberá confesaba sentirse avergonzada por el escándalo. Y así hablaba Fabra de las chinas en el zapato: "Hemos sabido pedir perdon y los hemos apartado".

Todo se ha precipitado con las informaciones de estos últimos días. 'El Mundo' cuenta que Rus escaló hasta la presidencia de la Diputación con el fin de saquearla. El diario se hace eco de nuevas grabaciones del caso Imelsa, en las que, dicen, se escucha cómo el equipo de confianza de Rus habla de la Diputación como el lugar ideal para que la trama pudiera hacer y deshacer a su antojo.

Una nueva bomba que llega un día después de escuchar otro diálogo, en el que Rus cuenta, junto al exgerente de Imelsa, billetes, procedentes, supuestamente, del cobro de una comisión. Conversaciones que han escandalizado a la oposición.

El PP ha terminado por actuar suspendiéndolo de militancia, pero Rus seguirá presidiendo la Diputación mientras no presente su dimisión.