La sesión de ayer deja un nuevo enfrentamiento entre el juez Castro y el fiscal Horrach. Se interrogaba a una inspectora de Hacienda sobre los informes que exculpan a la infanta del delito fiscal.

Los documentos se enviaron a la delegación de Madrid, donde se firmaron en última instancia. A Castro le extrañó que no saliesen de Barcelona, cuna de la investigación sobre el caso Nóos, y preguntó con insistencia a la testigo si era un trámite habitual.

En ese momento, Horrach se dirigó al juez, preguntándole si estaba sugiriendo que los informes se "cocinaron" en Madrid. Castro, molesto, le dijo que no le consentía que pusiese en su boca palabras que no había dicho.

Es el último episodio de un desencuentro que comenzó con la primera imputación de la infanta Cristina. Horrach siempre ha defendido la inocencia de la hija del rey, llegando a acusar al juez, tras la segunda imputación, de apoyarse en una teoría conspiratoria. El encontronazo de ayer demuestra que el asunto de la infanta está afectando a la que siempre ha sido una buena y provechosa relación profesional.