Tanto las obras de construcción como la decoración interior a cargo de diversos artistas se cargaron a los fondos del Recargo de la Décima para la Prevención del Paro Obrero, el impuesto sobre propiedades rústicas e industriales que debía destinarse a obras municipales en las que se contratase a parados.
En documentos de la época del Archivo General de la Villa de Madrid no se especifica el número de desempleados contratados para la obra, pero sí que el 40% del presupuesto se destinó a pagar a escultores y otros artistas que decoraron con materiales nobles el interior del panteón, dotado de capilla y cripta.
Los pliegos de condiciones de la obra detallaban que los profesionales de los distintos oficios que participaran en la obra, especialmente en el ámbito de la cantería, marmolistería y hormigones, habrían de ser "de primera categoría y de la confianza del arquitecto director de las obras", mientras que no se hace mención alguna a la necesaria contratación de desempleados.
Decisión de "la Superioridad"
La decisión de acondicionar el cementerio de El Pardo y construir una capilla que hasta entonces no tenía la tomó la corporación municipal con Carlos Arias Navarro como alcalde el 30 de abril de 1969.
La memoria del proyecto explica que la obra se hace "cumpliendo lo ordenado por la Superioridad".
La urgencia en la ejecución alegando "circunstancias imprevisibles" y la necesidad de contar con empresas y personal especializado sirvió para justificar que todas las adjudicaciones se hiciesen bajo la fórmula de la contratación directa, en lugar del concurso.
Eso sí, en ningún documento se menciona quién o quiénes serían los usuarios de la cripta, donde en la actualidad solo reposan los restos de la mujer de Franco, Carmen Polo.
Con capacidad para 60 personas sentadas, el panteón se construyó con muros de granito y pavimento de mármol. Se compone de una sola nave de planta cuadrada presidida por el atrio, rectangular, por donde se accede a la cripta. En su lateral izquierdo está la sacristía, con puerta de acceso al atrio y a un vestíbulo con entrada directa mediante una escalera exterior, según los planos originales.
El coste de su mantenimiento en los 50 años siguientes a su construcción se calculaba en 25.000 pesetas anuales, el equivalente a la mitad de un sueldo anual de administrativo en esa época.
La documentación de la época en el Archivo de la Villa atribuye la propiedad del solar sobre el que se levantó la capilla del cementerio de El Pardo al ayuntamiento de Madrid, si bien documentación más reciente del Boletín Oficial del Estado señalaba a Patrimonio Nacional como propietario del citado panteón.
El 26 de abril de 2019, iniciado ya por parte del Gobierno de Pedro Sánchez el procedimiento para exhumar a Franco del Valle de los Caídos, este panteón quedó desafectado de Patrimonio Nacional vía real decreto y pasó a depender de Patrimonio del Estado.
Tras el aval del Tribunal Supremo al proyecto del Gobierno para exhumar a Franco y reinhumar sus restos en el panteón de El Pardo, los nietos de Franco dirigieron un escrito al Consejo de Ministros solicitando el derecho de uso del panteón.
La familia Franco ha librado una larga batalla judicial para intentar frenar el proyecto del Ejecutivo y lograr, al menos, que los restos del dictador fueran trasladados a la cripta de la catedral de La Almudena, donde está enterrada la hija del general, Carmen Franco.