El pasaporte COVID se extiende en España en un contexto de contagios de coronavirus al alza y entre dudas sobre la nueva variante ómicron, lo que ha hecho que varias comunidades autónomas lo exijan para poder acceder a determinados espacios.
Desde este sábado, está en marcha en País Vasco, donde el gesto de mostrar el certificado se repite en bares, restaurantes y se aplica también al ocio nocturno. Muchos lo llevan en el móvil, ya que es más cómodo. "Me lo he sacado porque he visto que sin él ya no se puede entrar a los restaurantes", afirma una mujer a laSexta. Mientras, otros lo llevan en papel, o incluso por duplicado, por si acaso.
Misma imagen en Valencia, donde en un bar han tenido incluso que contratar a una persona para controlar las entradas. Y a las puertas de locales de ocio nocturno, todos están prevenidos.
El pasaporte COVID también es el aliado indispensable para acceder a la hostelería, a los gimnasios, o las residencias de ancianos en Cataluña, lo que ha provocado división de opiniones. En Barcelona, este sábado se produjo una concentración en contra de las nuevas medidas para frenar los contagios. Según la Guardia Urbana, en ella participaron más de 1.300 personas.
Además, Galicia, Navarra, Aragón, Murcia y Baleares también piden el documento. La última comunidad en sumarse ha sido Canarias, que lo hará a partir de la semana que viene. Mientras, otras como Madrid aún no se lo plantean, mientras la noche madrileña deja imágenes de algunas discotecas abarrotadas en las que no se cumplen las medidas anticovid.
Incidencia acumulada de 248
El puente de la Constitución ha arrancado en España con una incidencia acumulada que ya supera los 248 casos por 100.000 habitantes, por lo que nos encontramos en nivel de riesgo medio, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, publicados el viernes, que daban cuenta de un salto de 14 puntos en la incidencia con respecto a la víspera, así como de 13.738 nuevos contagios y 37 víctimas mortales más.
Una tendencia al alza a la que se suman las dudas en torno a la variante ómicron, de la que se han detectado hasta la fecha al menos seis casos en España, dos de ellos en personas no relacionadas con viajes a Sudáfrica y que no habían tenido contacto con viajeros procedentes de ese país.
El departamento que dirige Carolina Darias considera "muy alto" el riesgo de nuevas introducciones de esta variante y "alto" el de que se disemine. En un informepublicado también este viernes, Sanidad señalaba que su impacto "puede ser alto si llega a expandirse ampliamente en la población" y apuntaba que "aumentan las evidencias" de que ómicron "escape a la respuesta inmunitaria" de las vacunas y otras variantes del virus.
Entretanto, los españoles afrontan un puente de diciembre muy diferente al del año pasado, cuando estos días festivos estuvieron marcados por fuertes restricciones y cierres perimetrales en casi todas las regiones. Entonces, la incidencia acumulada se situaba en 231 puntos, algo menos que ahora, pero aún no había dado comienzo la campaña de vacunación.
Así, si el 4 de diciembre de 2020 había 12.552 personas hospitalizadas por COVID-19 en España y 2.371 en las UCI, un año después, con casi el 90% de la población mayor de 12 años vacunada con pauta completa, son 4.262 los ingresados en los hospitales y 814 en las unidades de críticos, casi tres veces menos que el año pasado por las mismas fechas.
De esta manera, los españoles disfrutan estos días de un puente sin confinamientos autonómicos ni toques de queda. Así, las restricciones actuales en España distan mucho de las adoptadas en varios países vecinos donde la sexta ola ya ha causando estragos, como Austria, que ha confinado a su población.
Por el momento, y con las Navidades ya a la vuelta de la esquina, desde el Gobierno la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, ha expresado su confianza en que no será necesario aplicar medidas adicionales y en que "podremos aguantar esta nueva embestida del virus".