En su discurso de investidura, Sánchez ha incidido en que el mandato del 20D es el "cambio" y en que el vehículo para llegar a él es el "diálogo". Un vehículo que, ha dicho, "se paraliza con las imposiciones, el chantaje y el abandono de la mesa de negociación".

No obstante, el candidato a la investidura ha tendido la mano al PP para dialogar y acordar "grandes temas de Estado", como la integridad territorial, la reforma constitucional y la unidad de los demócratas frente al terrorismo. Sánchez ha confiado en que el PP actúe "con la misma lealtad" que, según él, han tenido los socialistas cuando han estado en la oposición en anteriores legislaturas.

Además, ha dicho tener la mano tendida para reconstruir consensos "rotos", como el Pacto de Toledo sobre las pensiones o conseguir un pacto educativo. El líder socialista ha considerado además un error creer que sólo el que obtiene el mayor número de votos está legitimado por los ciudadanos para asumir la responsabilidad de gobernar.

A su juicio, los españoles no se merecen que el Congreso persista en "más errores" como ese. Ha asegurado que, si está en el Congreso presentando su candidatura a la investidura, es porque entendió que "el encargo del jefe del Estado no era una invitación que pudiera rehuir", sino un "deber ineludible".

Tras recordar que el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, declinó la responsabilidad que le encomendó el Rey argumentando que no era "capaz" de reunir los votos suficientes para sacar adelante su investidura, ha señalado: "Lo cierto es que ninguno de los partidos los hemos obtenido".