La liberación de los tres periodistas españoles secuestrados en Siria ha sido posible, según el Gobierno, por la ayuda de "países amigos" en Oriente Medio, especialmente Catar y Turquía. Desde el sudeste turco, precisamente, han vuelto a España los tres reporteros.
La macrooperación diplomática y policial para su liberación se coordinó desde nuestra embajada en Ankara. La vicepresidenta del Gobierno, Sáenz de Santamaría, supervisó personalmente la última fase de la operación.
Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López están bien, aunque salta a la vista que los meses de cautiverio les han pasado factura. Nada ha trascendido de las condiciones para su puesta en libertad.
Por la frontera turco-siria entraron los reporteros de camino a Alepo. Querían contar una guerra en la que ya han muerto más de 270.000 personas y que cada vez menos medios cubren.
Su rastro se perdió dos días más tarde en el casco viejo de la ciudad rebelde. Hoy se sabe que cayeron en manos del Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda.
Los encargados de dar con ellos en Siria fueron agentes de la Inteligencia española, en conexión con investigadores locales. La operación para traerles de vuelta se habría acelerado ante los intensos combates en Alepo de las últimas semanas.