Los gobiernos autonómicos del PP y Vox penden de un hilo tras la decisión de la formación de Alberto Núñez Feijóo en la conferencia sectorial de Tenerife sobre el reparto de migrantes.
Santiago Abascal culpa directamente a Feijóo de "romper los gobiernos regionales" de PP y Vox, después de que los 'populares' aceptaran acoger a menores migrantes en las comunidades donde gobiernan. Por su parte, el PP ha intentado trasladar "tranquilidad y calma" ante esta posible ruptura.
Lo cierto es que los órdagos no salen gratis. Si Vox decide romper podría terminar perdiendo tanto poder como influencia. De esta forma, hay cinco gobiernos autonómicos sostenidos por coaliciones entre PP y Vox que están en riesgo: Castilla y León, Aragón, Murcia, Extremadura y Valencia.
En todos ellos, menos en el extremeño, Vox tiene vicepresidencias. Ahora, ninguno de los cuatro saben si mañana continuarán en su cargo, lo mismo que le ocurre a los titulares de las ocho consejerías que tienen repartidas por estos cinco territorios.
Sin embargo, este no es el único daño que podrían sufrir con esta ruptura. Romper con esos gobiernos también supondría para Vox olvidarse de la influencia que le confiere formar parte de los ejecutivos que, gobiernan al 24% de la población española.
En cuanto al PP, esta ruptura presenta una oportunidad y un riesgo. Si bien podrían ganar la percepción de moderación y de poner el país por encima de las siglas, liberándose de la dependencia de Vox en coaliciones, también podrían perder estabilidad en sus gobiernos autonómicos.