El precio de los alimentos registró en abril subidas inusitadamente altas con la pandemia y el cambio en los hábitos de compra por el confinamiento social como telón de fondo, en contraste con un marzo que se saldó sin grandes cambios. Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron un 4% respecto al mismo mes del año anterior, según los datos de inflación oficiales conocidos esta semana. Para encontrar un incremento interanual de esa proporción hay que retroceder hasta julio y agosto de 2013, cuando se dispararon un 4,4 %.
En tasa mensual la subida fue del 1,4%, también algo poco habitual, ya que desde 2007 sólo hay otro mes en el que el repunte fuera superior (octubre de 2019), de acuerdo con la serie histórica del IPC que maneja el Instituto Nacional de Estadística. "No es normal", corrobora en declaraciones el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, quien apunta al "aumento excepcional de la demanda de algunos productos como consecuencia del confinamiento" como una de las razones detrás de este fenómeno.
Las menores existencias de fruta y verdura por falta de mano de obra en la recogida de productos del campo y la existencia de cambios en la composición de la cesta de la compra derivados del cierre de la hostelería y el consiguiente repunte del consumo en el hogar han influido en este encarecimiento, de acuerdo con Maudos. El también catedrático de Economía por la Universitat de València (UV) resalta la existencia de una mayor demanda desde terceros países por las restricciones al comercio -como ejemplo cita los cítricos- como otro "ingrediente" de esta subida de precios en el punto de venta.
El economista catalán Eduard Arriga, especialista en economía agroalimentaria, añade a la ecuación el cierre de los típicos mercadillos ambulantes, lo que también reducía la oferta y la concentraba en el canal supermercado, especialmente en el ámbito del producto fresco. "Hay un mayor encarecimiento de la fruta y la verdura que de la comida envasada. Ahora optamos más por el fresco", argumenta Arriga a Efeagro en alusión a una tendencia vinculada con cocinar más en casa que en meses anteriores en el marco de la COVID-19.
Si las cifras se analizan por categorías, hay diferencias llamativas que confirman este alza generalizada de los precios: la pizza y la quiche (+5,4%), los cereales para desayuno (+4,1%) y la cerveza rubia (+4,2%) no habían vivido una subida interanual tan alta en ningún mes desde que comenzaran a figurar desglosadas en los registros, en 2018.
La carne de cerdo sube por encima del 8%, algo inédito en este siglo XXI; el azúcar se dispara otro 8%, lo que no se veía desde 2011; la comida para bebé crece un 4,6% y no subía a niveles tan altos desde 2012; el pescado fresco y refrigerado se encarece un 10,5 % y hay que remontarse a 2016 para encontrar una cifra superior; y la fruta se incrementa casi un 13%, lo que no pasaba desde hacía dos años.
El encarecimiento también se observa en los datos recogidos en el punto de venta por la organización agraria COAG, cuyos datos reflejaban una subida de los alimentos frescos en el punto de venta del 0,9% respecto a marzo. Por el contrario, la asociación de usuarios OCU afirmaba esta semana que "salvo en productos en final de temporada" como las naranjas, apenas había detectado incrementos en los supermercados "online".
En esta misma línea se pronuncian desde la consultora Nielsen, que monitoriza los precios en el supermercado y no observa un encarecimiento significativo respecto al momento pre COVID-19, aunque recuerda que la tendencia ya era al alza desde hace meses, especialmente en los frescos, que crecieron un 4,8% en 2019.
Fuentes del sector de los supermercados niegan que las cadenas estén repercutiendo ya en los precios el aumento de costes registrado en las últimas semanas, recuerdan que la metodología utilizada por el INE ha sufrido cambios por el coronavirus -por lo que podría haber distorsiones- y subrayan que las subidas se concentran en segmentos bajo presión, como la pesca o la verdura.
No obstante, el esfuerzo promocional de estas empresas también ha sido inferior al de otras épocas en el marco de una crisis sanitaria que, según expertos e informes de consumo, derivará en un cliente más preocupado por el gasto a corto y medio plazo por la previsible caída de la economía y el empleo.