Fue su principal error y ahora se ha convertido en la prueba fundamental. Su meticulosidad a la hora de no dejar ninguna prueba falló y Antonio dejó presuntamente restos de ADN en una de las víctimas.

"La policía ya tenía el ADN de este hombre y por tanto creemos que la carga probatoria que la Policía va a poner ante le juez va a ser incontestable" indica Ricardo Magaz, presidente de la sociedad científica de criminología.

Otra prueba biológica con la que cuentan los investigadores es su huella. Dejó su rastro en una tienda de comestibles en uno de sus presuntos secuestros. Ese mismo día fue grabado por una cámara de un autobús de línea.

Su coche se veía levemente y su rostro también. Esa imagen es la que envían al FBI para que intenten afinarla lo máximo posible. No consiguen la matrícula exacta pero sí el modelo y color del coche y un retrato robot bastante fiable.

Todas las víctimas describieron un edificio rojo y una casa prácticamente vacía, con algunos muebeles tapados con sábanas, todo corresponde exactamente con esta ubicación: el edificio y la vivienda de Antonio en Santa Virgilia.

En esa misma casa una de las menores raptada en junio vio una toalla que también se ha convertido en una pista clave. "Una de las víctimas porta una información importante, que es que una de las toallas tenía un logotipo de un gimnasio determinado" explica Ricardo Magaz. La policía busca también restos de drogas, orfidal o algún tipo de sedante que según ha confirmado al Policía lo introducía en chucherías.

Son los detalles que poco a poco se van conociendo de la investigación. Hace unas semanas la Policía montó un falso control de alcoholemia por donde sabía que iba apasar con su coche, ese momento lo aprovecharon para fotografiarle y así tener imágenes recientes del entonces principal sopechoso.

La policía llevó incluso a una de las víctimas a un concesionario multimarca y allí la menor como si se tratara de un juego, identificó el modelo de coche en el que le había raptado.

Todos estos son los detalles y las pruebas de una investigación exhaustiva que ha terminado con la caza del pederasta.