Sobre las cuatro barras de la senyera sigue presidiendo Jordi Pujol la plaza de Premià de Dalt, en Barcelona pero para los concejales socialistas del municipio ya no existe ningún motivo para que siga luciendo este homenaje al expresident: “Cualquier cosa que vaya vinculado con la corrupción, tolerancia cero, entendemos que es de responsabilidad política pedir que se retire todo esto” afirma Jaume Casas, portavoz del PSC del pueblo.

Aseguran que con este gesto también luchan contra la corrupción: “Esto es una medida valiente porque sabemos que una parte de la población no entenderá nuestra postura pero desde luego si la corrupción la dejamos solamente en manos de la Policía y de la justicia, la corrupción no se acabará nunca” dice Paco Monleón, portavoz del PSC.

En una casa de Premià de Dalt veraneaba el expresident y por su estrecha relación con el pueblo, el consistorio, en 1999 le declaró hijo adoptivo. “Una persona muy bien considerada en el pueblo, ha sido presidente durante 23 años y consideramos que lo ha hecho bien, pero nunca nos hubiéramos esperado esto” dice un vecino.

Muchos no salen de su asombro cuando recuerdan el momento de la confesión. “No lloro de lástima sino de rabia y de coraje”, “es la caída de un ídolo para convertirse en persona” o “esta declaración que ha hecho a última hora nos ha llevado de sorpresa a todos” son algunas de las reacciones de los habitantes de Premià.

El Gobierno de CiU con el PP en el Ayuntamiento será quien tendrá la última palabra sobre si Pujol podrá seguir presidiendo esta plaza del municipio.