Deberá decidir si una mujer puede o no ser madre. Como ella, miles de psiquiatras en España, sobre los que pesa la última palabra en la nueva ley del aborto de Gallardón.

Eudoxia Gay, presidenta de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, destaca las miles de razones que existen para querer interrumpir un embarazo: “Se puede abortar desde por falta de recursos económicos, hasta por una situación de una pareja que está resultando insostenible, hasta por miedo a la maternidad pero en ningún caso es un problema de salud mental”.

Sin embargo, necesitará las firmas de dos médicos para poder abortar. Decisión por la que, dicen, se podrían ver hasta obligados a mentir porque su misión es la de aliviar, pero nunca decidir.

Mariano Hernández Monsalve, jefe de Salud Mental de Tetuán, confiesa que  “Pero de ahí a ser casi casi inquisidores de lo que la mujer dice acerca de sí misma, para validar o dejar de validar esa expresión subjetiva nos parece que está fuera de lugar”.

La ley Gallardón tampoco gusta a algunos juristas. Aseguran que ni el Tribunal Constitucional ni la ONU reclamaban esta reforma ya que ni siquiera consideran al embrión como persona.

“Esto es una creencia que se mantiene por parte de la Iglesia Católica pero que en ningún caso es acorde con la realidad jurídica española y que el Estado no está obligado a respetar porque este estado, y eso sí que lo dice la constitución, es un estado aconfesional” afirma Mercedes García Arán, catedrática en Derecho Penal de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Creen que se retrocederá más de 30 años en los derechos de la mujer, por eso todos piden volver a la ley de plazos de 2010.