El voto secreto es para la oposición la única llave con la que abrir la puerta a una retirada del proyecto de ley del aborto. Permitiría que voces populares discordantes con Gallardón votasen en conciencia sin temer represalias, pero no tendría efectos legislativos.

Ainhoa Uribe Otalora, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad CEU San Pablo afirma que "el PSOE va a presentar un proyecto no de ley, una forma de emitir una opinión pública de cara a la ciudadanía. No es un acto legislativo, no votarían directamente el proyecto de ley".

Por otro lado, Fermín Bouza, catedrático en Opinión Pública de la UCM declara que "el voto secreto actúa como un elemento liberador de conciencias y de estar en conjunción con la opinión pública. Vas a votar contrariamente a tu partido porque has detectado que la OP está más cerca de ti que de tu propio partido".

Los casos más famosos de voto secreto en las cámaras españolas son los que permitieron la creación de una comisión de investigación en el caso GAL y la intervención española en la guerra de Irak. Pero no son los únicos.

Ainhoa Uribe cuenta que "se utiliza de forma excepcional en determinados supuestos, cuando hay que votar cargos puntuales, también cuando hay que decidir si un diputado debería ser juzgado o no".

En el norte de Europa o en Estados Unidos es más frecuente el voto discordante que la votación en secreto. Cuestión de cultura: "La tolerancia con las ideas te fuerza a respetar las diferencias de ideas por encima de la autoridad partidaria" afirma Fermín Bouza.

El voto secreto en los parlamentos está regulado en casi todas las democracias, pero lo normal es que rija el principio de publicidad para que los ciudadanos conozcan qué votan sus representantes y evitar también posibles compras de votos por parte de mafias o grupos de presión.