El terremoto político desatado en la Moncloa tras la publicación de la "carta a la ciudadanía" de Pedro Sánchez, en la que anuncia su retiro durante unos días para "reflexionar" y abre la posibilidad de presentar su renuncia no es baladí. Sin saber todavía cuál será la decisión del aún presidente, existen varios escenarios: que continúe en el cargo, que dimita o que convoque elecciones generales. Sin embargo, también existe la posibilidad de que se abra a someterse a una moción de confianza, una herramienta que, igual que la moción de censura, serviría para valorar si el presidente sigue contando con la confianza de la mayoría del hemiciclo.
Eso sí, a diferencia de la moción de censura, en España sólo se ha activado una cuestión de confianza en dos ocasiones: a Adolfo Suárez (UCD) en 1980 y a Felipe González (PSOE), 10 años después. En ambos casos, los presidentes fueron avalados por el Congreso de los Diputados y continuaron al cargo de la Presidencia.
Qué es una cuestión de confianza
Junto a la moción de censura, la cuestión de confianza es un instrumento que sirve para exigir directamente responsabilidad política y verificar si sigue existiendo confianza. En los sistemas parlamentarios, las relaciones entre el Gobierno y el resto de asambleas se basan en una relación de confianza: es decir, el Ejecutivo sólo puede mantenerse mientras cuente con respaldo mayoritario de las asambleas representativas.
Cómo funciona una cuestión de confianza en España
La cuestión de confianza está recogida en la Constitución Española y en el Reglamento del Congreso de los Diputados, concretamente en los artículos 112 de la Carta Magna y en los artículos 173 y 174 de las normas del Congreso. La cuestión de confianza ha de ser planteada por el propio presidente del Gobierno, previa deliberación en el Consejo de Ministros; sin embargo, según la Carta Magna, la cuestión de confianza debe plantearse "sobre su programa o sobre una declaración de política general".
El procedimiento para presentar la moción de censura es el siguiente: en primer lugar, se presenta en un escrito motivado ante la Mesa del Congreso, certificada por el Consejo de Ministros. Una vez que el texto sea admitido a trámite, la Presidencia da cuenta del mismo a la Junta de Portavoces y es entonces cuando se convoca el pleno de la cuestión de confianza. El pleno está compuesto, como la moción de censura, por un debate previo y una votación.
El debate se ha de desarrollar siguiendo "las mismas normas establecidas para el de investidura". La propuesta de confianza se somete a votación —a una hora previamente anunciada por la Presidencia— y se vota 24 horas después de su presentación. Para que la confianza se otorgue al presidente —es decir, para que el presidente continúe en el cargo— necesita contar con el voto favorable de la mayoría simple de los diputados. La mayoría simple supone que el presidente tenga más votos a favor que en contra.
Las cuestiones de confianza de la historia de España
Hasta ahora, solo dos presidentes se han sometido a una cuestión de confianza. En el caso de Pedro Sánchez plantee esta posibilidad sería el tercero de la historia, pero el primero en 34 años. ¿Por qué tan pocas? En parte, por la fuerte disciplina de los partidos políticos y la imposibilidad de presentar esta iniciativa ligada a un texto legislativo. La propia definición de la cuestión de confianza en la Constitución Española habla de los dos supuestos en los que se puede usar esta herramienta: sobre el programa y sobre una declaración de política general.
Así pues, frente a las seis mociones de censura presentadas hasta la fecha —una contra Adolfo Suárez (1980), una contra Felipe González (1987), dos contra Mariano Rajoy (2017 y 2018) y otras dos contra Pedro Sánchez (2018 y 2020); de todas ellas, solo la última contra Rajoy salió adelante— solo los dos primeros presidentes del Gobierno de España se sometieron a cuestiones de confianza:
- Adolfo Suárez (septiembre de 1980): se activó esta herramienta tras la puesta en marcha de un programa de austeridad económico y el desarrollo del Estado de las autonomías. Por aquel entonces, la UCD de Adolfo Suárez no tenía la mayoría absoluta, pero consiguió la confianza del Congreso por 168 votos a favor (164 votaron en contra, dos se abstuvieron y cuatro no se presentaron a la votación). En contra de Suárez votó el PSOE, el PCE, Coalición Democrática, el PNV y siete diputados del Grupo Mixto.
- Felipe González (abril de 1990): en esta ocasión, el socialista quiso pedir una "especial política de diálogo" para llevar a cabo una economía competitiva en el marco de la UE, impulsar la política exterior y progresar en el capítulo de las autonomías. En esta ocasión, el PSOE contaba con mayoría absoluta, por lo que consiguió la confianza del congreso gracias a sus 175 votos, más el del diputado de la Agrupación Independiente de Canarias. A diferencia de la moción contra Suárez, en la de Felipe González hubo únicamente 130 votos en contra (los del PP, Izquierda Unida y algún regional).