Cuando parecía que la cosa iba de desamor y guerra interna, el día del encuentro, aparece la teoría contraria. En palabras de Martínez Pujalte, portavoz de Economía del PP en el Congreso, "las discrepancias vienen de ver quién es más amigo de Rajoy". 

Quizá no tan exagerando, pero sí, la mayoría llegaba a la cita dispuesto a ondear la bandera blanca. José Antonio Monago, presidente de la Junta de Extremadura, ha declarado que "no hay que perder el tiempo en discutir sobre galgos o podencos".

Después de días de pelea abierta con el entorno de Cospedal, Rajoy ha tomado posición, en medio de los dos contrincantes pero se ha ventilado la cuestión interna en dos frases: "Conviene no distraerse con asuntos menos importantes, intrascendentes o irrelevantes". A lo que añade que no hay problemas: "No voy a hacer un llamamiento a la unidad porque este es un partido unido".

A partir de ahí los líos internos han quedado sepultados por los buenos datos, que dice, hay en España. Ha pedido que lo expliquen para ganar las elecciones, pero que empiecen por creérselo.

Por si todavía quedaban dudas de quien tiene su apoyo, lo hace explícito: "la secretaria general, que ha tenido que lidiar situaciones muy complejas". Los que han ido llenaban la sala, abarrotada de aplausos. Sin embargo, faltaba alguno al que le abruma tanta aclamación. El alcalde de Valladolid, León de la Riva, ha declarado que se le ha pasado la edad "de ir de palmero a estas cosas".

Ninguno ha pedido turno de palabra, pero parece que sí, que los que estaban han tomado nota y han firmado la tregua, al menos hasta ver qué pasa en las próximas elecciones.