Después de diez meses de un Ejecutivo en funciones, nace un Gobierno en minoría, obligado a negociar. La fragmentación del Parlamento implica un juego de equilibrios en los que Rajoy ya ha puesto límites. "No estoy dispuesto a derribar lo construido, no puedo aceptar su demolición".
Rajoy pide una oposición responsable. Responsabilidad a la que ha apelado el propio portavoz del PSOE, Antonio Hernando, para justificar la abstención de su grupo. "No es el presidente que merecemos, pero mucho menos necesitamos elecciones", dijo el socialista en el hemiciclo.
Para Pablo Iglesias, este gobierno en minoría es el ocaso de Rajoy. "Ahora nos tocará estar en la oposición, buena suerte en su epílogo".
Albert Rivera no perdió la oportunidad de lanzar un dardo a Iglesias. "Señor Iglesias, le doy una mala noticia. A partir de ahora hay que trabajar". Y le pidió a Rajoy que escuche las demandas de Ciudadanos para gobernar. "No tenga miedo, no pasa nada. Le he visto otra vez poniéndose la venda antes de la herida".
Rajoy, triunfante a su salida, ya comienza a organizar un Gobierno sin una mayoría clara que le respalde.