Recuperar la imagen de una institución que pasa por uno de sus peores momentos, es uno de los grandes retos al que se enfrentará el príncipe Felipe. En los útlimos año ha intentado apartarse de los escándalos que han afectado a la casa real. En 2011, dos días después de que el rey calificase de poco ejemplar el comportamiento de Iñaki Urdangarin, el príncipe pronunciaba palabras en defensa de "un compromiso inalterable y sin matices".

De forma discreta, el principe también se ha referido en ocasiones a las tensiones terriotoriales con Cataluña. Lo ha hecho sin aludir directamente al debate soberanista.

Pero a finales de febrero tuvo que pasar por el mal momento en el que un empresario catalán se negó a darle la mano. Según él, por no dejar a los catalanes decidir sobre su futuro. Por delante, un reto también internacional: el de recuperar el prestigio de la marca España.

El principe felipe tendrá que modernizar la institución y acercar la monarquía a la sociedad, todo ello dejando claro su rechazo a la corrupción, un complicado reto, el de próximo monarca, que ya ha comenzado.