El PSOE ha abierto el melón. Los socialistas quieren reformar la Constitución y esperan que el PP no sea un obstáculo. "Si el cerrojo de la mayoría absoluta del PP dice que no a abrir el debate sobre la reforma constitucional en nuestro país, creo que tenemos un problema", ha afirmado Pedro Sánchez. Sin embargo, el problema ya está ahí.

El PP señala que Sánchez está siendo "oportunista" e "irresponsable". Críticas también desde el Gobierno, porque la vicepresidenta dice que Sánchez no concreta nada. Soraya Sáenz de Santamaría señaló que "para una reforma de la Constitución se necesita algo más que un discurso y el PSOE no ha sido capaz de poner una sola propuesta encima de la mesa".

El documento de los socialistas marca por donde quieren llevar el debate. Primero, modificar algo que PP y PSOE ya reformaron juntos: el artículo 135 que limitó el déficit por ley. Sánchez también quiere completar la Constitución con más derechos, más espacios de participación, más transparencia y cerco a la corrupción. Y un asunto primordial, el meollo: una nueva organización territorial federal.

Algunos constitucionalistas creen que esta reforma tiene una sola intención: “Contentar a la población catalana para que abandone la idea de la independencia”, según ha dicho Carlos Bardavío, abogado experto en Derecho Constitucional.

Aunque hay también quien cree que hay que ver más allá y lanzarse a reformar después de 36 años de vigencia. En este aspecto, Antonio Gil, profesor de Derecho Constitucional de la UAM, afirma que “el Estado español necesita reformarse desde el punto territorial con independencia de lo que esté ocurriendo en Cataluña”.

Con todo, a los nacionalistas catalanes no les contenta ni antes de empezar. “Me preocupa un poco porque quizás pueda llegar a reformarse la constitución y aprovechar esta reforma para diluir la solución que necesita la cuestión catalana", ha señalado Duran i Lleida, al tiempo que Esquerra apunta que lo único que impulsará su partido “es la independencia”.