Los monarcas inauguran una exposición de arte en el Museo Thyssen-Bornemisza acompañados del presidente de Hungría, János Ader, y su esposa, Anita Herczegh, a la misma hora a la que el Tribunal Superior de Justicia de Baleares trasladará a las partes personadas el fallo.
Aunque la infanta Cristina dejó de ser miembro de la familia real en el momento en que su hermano accedió al trono, no ha renunciado a sus derechos dinásticos y sigue siendo la sexta en la línea sucesoria, por detrás de la Princesa de Asturias, la infanta Sofía, la infanta Elena y los dos hijos de ésta.
A pesar de que hasta el rey Juan Carlos le pidió a su hija Cristina, vía un intermediario, la renuncia a sus derechos dinásticos, ella no ha querido hasta la fecha dar ese paso. Y desde la casa del rey se insiste en que esa renuncia le corresponde en exclusiva a ella.
Lo que sí estaba en manos de Felipe VI, y así hizo, fue despojar a su hermana del título de duquesa de Palma, que le había otorgado Juan Carlos I con motivo de su enlace con Iñaki Urdangarin. Esa decisión provocó un enfrentamiento entre los dos hermanos, que se escenificó a través de un cruce de comunicados en el que la Infanta, primero, quiso presentar la decisión como una renuncia voluntaria al título y la casa del rey se vio obligada a desmentirla.
Lo que nadie podrá arrebatarle a Cristina de Borbón es su condición de Infanta, que tiene simplemente por ser hija de rey. La infanta Cristina ha sido juzgada como cooperadora necesaria para la comisión de dos delitos fiscales. Solo la acusa Manos Limpias, que ejerce la acusación popular, y que pide para ella 8 años de prisión.
Para su marido, la Fiscalía pide 19 años y seis meses de prisión por los delitos de tráfico de influencias, malversación, prevaricación, fraude, estafa, falsedad, dos delitos contra Hacienda y blanqueo.