La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid había señalado para hoy el juicio contra Carlos I.G. y ocho personas más, que conformaban "la banda de las alcantarillas", según informó la Policía al detenerles, por dos atracos perpetrados en 2013 en Madrid en sendos bancos, a los que accedieron por el alcantarillado.

La Fiscalía pedía quince años de prisión para Carlos I.G. y entre nueve y cinco años para el resto, pero antes del juicio se ha llegado a un acuerdo de conformidad por el que los imputados han reconocido los hechos y han aceptado penas inferiores a las que pedían la Fiscalía y las acusaciones particulares. Así, finalmente, a Carlos I.G., que está en prisión desde agosto de 2013, se le condena a tres años y nueve meses de cárcel por cada atraco.

También es condenado a pagar una multa de unos mil euros y a no acercarse a cada una de las sucursales bancarias durante cinco años. Al resto de los imputados se les condena únicamente por el segundo de los atracos: tres de ellos, que también están en prisión por estos hechos, han aceptado tres años y nueve meses de prisión, mientras que los otros cuatro, que están en libertad, han sido condenados a penas de menos de dos años de cárcel.

Uno de los letrados, Alberto Martín, ha explicado a la salida de los juzgados que se trata de "un acuerdo muy satisfactorio para todos y también para el tribunal, que se ha quitado un procedimiento muy complejo, y para la Fiscalía, que se enfrentaba a posibles nulidades". Su defendida, que se enfrentaba a una petición de nueve años de prisión, finalmente pagará una multa de 1.800 euros, que además podrá abonar fraccionadamente.

Los robos fueron perpetrados en Madrid el 10 de mayo de 2013 en una sucursal del Banco de Santander de la calle Alcalá y el 26 de agosto de 2013 en una oficia de Bankia de la calle Pilarica. Según el relato del fiscal, en el primer atraco varios de los procesados entraron en el banco y amenazaron a siete empleados durante unos treinta minutos con un cuchillo, dos pistolas y un revólver y golpearon a algunos de ellos.

El cabecilla dijo a los empleados del banco: "¿Sabéis quién soy? Soy el del Rayo, el Robin Hood de Vallecas. Voy a robar el dinero de Botín y quiero abrir las cajas de Bárcenas". Una vez conseguidos más de 31.000 euros y casi 8.000 dólares, huyeron por donde habían llegado: un butrón practicado desde el alcantarillado.

En la segunda ocasión llegaron a hacer guardias para aparcar sobre la alcantarilla, por la que tenían previsto entrar al subsuelo para llegar a la sucursal de Bankia. Al entrar se comportaron de forma similar, y Carlos I.G. dijo en esta ocasión: "Soy el Robin Hood moderno de los atracadores y dile a Gallardón que venga a arreglar el agujero".