Fue presentada como una estrella a su entrada en el Hormiguero, y aunque al principio Soraya Sáenz de Santamaría parecía abrumada con la situación, pero rápidamente se metió en faena.

La vicepresidenta entró en detalles de su trabajo, como los sobresaltos que dan las portadas de prensa bromeando sobre como se van "calentando" desde primera hora del día.

Soraya tuvo respuesta para todo, también para los temas que no podían faltar ni siquiera en una entrevista así, reconociendo que quizá el caso de corrupción que más le ha dolido es el de Rodrigo Rato.

Sobre el escenario en Cataluña, mensaje aprendido y oficial, asegurando que "es difícil contentar a quien solo quiere una cosa". Además, también responde a Aznar, respetando su opinión, pero sin compartirla.

Porque si algo hizo Soraya es defender a su jefe, a quien definió como fiable, tranquilo, con experiencia y bailongo, aunque no es el único, porque la vicepresidenta se reconoce marchosa y no perdió la ocasión de marcarse una coreografía.

Soraya no ha recibido, que se sepa, ni una crítica de sus compañeros de partido, los mismos que hablaron de ridículo cuando otros se arrancaron a bailar.