España celebra el décimo aniversario de un momento histórico: la puesta en marcha de la ley de igualdad. Esa era, al menos, la intención: garantizar la paridad, eliminar la brecha salarial, impulsar los permisos de paternidad y, en definitiva, conseguir ser iguales en derechos y obligaciones.
Uno de los mayores avances de la ley fue la implantación de los permisos de paternidad, y pronto se vio reflejado en el empleo: en 2009, la tasa de paro masculina y femenina casi se igualó por primera vez en la historia.
Sin embargo, la llegada de la crisis y los recortes en igualdad volvieron a abrir la brecha. Durante los primeros años llegamos incluso a aumentar los puestos de mujeres directivas.
Pero los recortes en igualdad llegaron para quedarse. Pasamos de apostar por las políticas de igualdad en los Presupuestos Generales del Estado a ir recortándolos; en total, hasta 22 millones de euros menos. Todavía quedan muchas cuentas pendientes.
Tantas, que se pueden recuperar las palabras de Zapatero: "A la sociedad española le queda todavía un buen trecho para alcanzar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres". Textualmente diez años después.