Completamente rodeados mientras piedras, adoquines y palos impactan contra ellos, los golpes se suceden y los agentes intentan replegarse pero están solos. En total, 15 policías contra decenas de radicales. A través de la emisora piden refuerzos despespardamente pero obtienen el silencio como respuesta. 

En palabras de Miguel Ángel Fernández, portavoz del SUP, "pasaron unos segundos interminables en los que la emisora estaba en silencio, los máximos responsables de seguridad ciudadana estaban allí presentes".

Aseguran que la orden era aguantar sin cargar, durante los primeros momentos utilizaron, aseguran, salvas de ruido contra pinchos y lanzacohetes. Están indigandos y piden el cese inmediato de los tres altos cargos responables de las unidades de intervención. En especial, del comisario general de seguridad ciudadana, al que consideran el máximo responsable. Porque salta a la vista que hubo errroes tanto en la estrategia como en la toma de decisiones sobre la marcha.

Según ha declarado Serafín Giraldo, "pidieron ayuda, no se les dio y fueron literalmente masacrados poniendo en peligro su vida. Policialmente estas tres personas que dieron la orden de aguantar no tienen perdón, pedimos su cese".

De nada sirvieron los vehículos blindados, a pesar de palos y golpes consiguieron romper lunas y arrancar puertas de cuajo. Los agentes iban cayendo poco apoco, en mitad de  la calle, una imagen de absouto desamparo y todo a pesar de haber convocado  un despliegue de efectivos sin precedentes. Algunos terminaron con esta enorme brecha en la cabeza, 17 puntos de sutura y la sensación de haber salvado su vida de milagro. 

La manifestación terminó con 101 heridos de los cuales 67 son policías, un balance que ya les ha hecho salir a la calle. Se han concentrado para exigir estas tres dimisiones por los errores cometidos durante el operativo responsabilidades.