Sonia Castedo ha llegado al palacio de Justicia de alicante dispuesta a contarlo todo y mientras ha estado pendiente de los medios, se ha producido la anécdota de la jornada. Un vecino le ha entregado un ramo de flores, mientras otro le ha lanzado pétalos de flores dibujando el camino hacia el juzgado.
Castedo le ha explicado al juez su papel en el plan urbanístico de Rabasa y la relación que tenía con Ortiz, según ella, sólo amigos. Castedo niega una amistad íntima a pesar de que en la sala se han leído escuchas relevantes.
La Policía sostiene que Ortiz habría sido el principal beneficiario del plan urbanístico por el que Castedo está imputada. Según la acusación, la exalcaldesa manitene que la responsabilidad fue de los técnicos, pero aseguran que no se sostiene. En palabras de José Luis Romero, abogado de la acusación popular de IU, "la legalidad formal obliga a que los técnicos informen de todo, no informan sobre pactos que puedan llegar telefónicamente".
Ortiz declarará a finales de enero sobre el mismo asuntos. A la exalcaldesa se le atribuyen los presuntos delitos de prevaricación, cohecho y tráfico de influencias por su papel en un plan urbanístico que preveía construir más de 13.000 viviendas en 4,2 millones de metros cuadrados, en una zona de expansión de la ciudad junto a un futuro centro de Ikea. La de Rabasa es una de las dos ramas del caso Brugal en la que está imputada Castedo, ya también lo está en la relativa al presunto amaño del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que investiga otro juzgado, el de Instrucción número 5.