Rafael Spottorno, exjefe de la Casa Real y condenado a dos años de cárcel, es uno de los que tuvo que soportar insultos al entrar al juzgado. Antes, habría utilizado su black para pagar desde las cuotas del gimnasio a artículos de ferretería hasta un total de 235.800 euros, aunque se justificaba diciendo que "era parte de la retribución".
También creía que era parte de su retribución el que fuera secretario de Estado de Hacienda durante el gobierno de José María Aznar, Rodríguez Ponga, que ha sido condenado a 3 años y dos meses.
Un argumento idéntico al que emplearon muchos de sus compañeros en el banquillo junto a la denuncia de que sus tarjetas habían sido clonadas.
La sentencia de 259 páginas condena al resto de acusados por el mismo delito en calidad de colaboradores: "Todos y cada uno de los acusados (...) optaron por usarlas en aras de su lucro personal, es claro que contribuyeron a la merma de un caudal del que no tenían derecho a disponer".
Seis meses de cárcel para Arturo Fernández, que reconoció haberse gastado más de 11.000 euros de los 38.700 euros que facturó con su tarjeta ópaca en sus propios restaurantes.
El expresidente de la patronal madrileña consideraba que las tarjetas eran perfectamente transparentes, pero sus restaurantes no solo recibieron financiación de su tarjeta opaca.
También de la de su concuñado, Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE, condenado a dos años y al que Arturo Fernández calificaba como un magnífico cliente.
Díaz Ferrán comió con cargo a su tarjeta 54 veces generando un gasto de 80.000 euros del total de 93.300 que consumió con su black.