En marzo de 2008, llamó al promotor del residencial Francisco Javier Villate para pedirle la mejor vivienda que quede a la venta. De la venta se encarga una prestigiosa inmobiliaria, Villagest, cuya propietaria es Marisa Barrie. Afiliada al PP y próxima a dirigentes populares, juega un papel clave.

Afirma que la esposa de González se puso en contacto con ella y le dijo que buscaba algo en torno al millón de euros. Asegura que le enseñó varios inmubeles, y entre ellos el famoso ático hasta en dos ocasiones. En ningún momento le habla de alquiler, sino que ella quería comprar. Por eso expresa su sorpresa cuando se entera finalmente de que entra como arrendararia y no como propietaria.

Semanas después de esa visita de Cavero, el testaferro pasa a la acción, y acuerda con el promotor inmobiliario un precio de 750.000 euros. Hace primero un adelanto de 100.000 para asegurarse la operación, y después ingresa el resto, 650.000.

Para realizar toda esta operación, el 19 de marzo de 2008, crea una sociedad offshore radicada en el estado de Delaware, que llama Coast Investors. De ella, Rudy Valner sólo será gerente con un 1% de las participaciones. El resto está en manos de una empresa pantalla, a su vez, radicada en Panamá.

En resumen, Rudy Valner cerró la operación sin firmar ningún contrato, sólo con una llamada de teléfono y a través de una sociedad, semanas después de que la esposa de González lo visitara un par de veces.