Unas 8.000 personas han llegado a Ceuta desde Marruecos en los últimos dos días. La mayoría llegan a nado, intentando que las corrientes no les arrastren y acaban exhaustossobre la playa. Otros, en cambio, directamente traspasan la frontera caminando por el espigón.
"Los marroquíes nos han dejado pasar fácilmente, no han hecho absolutamente nada", narra uno de los migrantes, que relata cómo también mujeres y niños han llegado nadando hasta la costa ceutí. "Gente que se quería venir a buscar la vida", resume.
Y es que entre las personas que han llegado en las últimas horas a Ceuta hay menores, jóvenes y familias enteras. Muchos de los que tratan de cruzar no saben nadar; por este motivo, la Guardia Civil vigila desde unas lanchas para evitar ahogamientos.
"Yo he tenido miedo ayer porque he nadado por la noche y es muy peligroso", reconoce uno de los jóvenes que ha llegado así a España. "Hay piedras, hay mucha gente...", explica. "He venido por la mañana, me he pegado casi cuatro kilómetros desde la entrada hasta esta playa de aquí", relata por su parte otro chico.
Una vez en Ceuta, algunos migrantes se amontonan en las rocas, de las que se resisten a bajar. Otros permanecen en el agua, vigilados de cerca por los agentes españoles: saben que en cuanto pisen tierra serán devueltos a Marruecos. Una devolución que algunos tratan de evitar a toda costa, como el joven que aparece en el vídeo que ilustra esta noticia: trata de salir corriendo, pero los militares, que ya están desplegados en la zona, responden a porrazos.
Pero ¿cómo han cruzado estas personas hasta Ceuta? Lo hacen por el mar, a través de los dos puntos donde termina la valla: al norte por Benzú y al sur por El Tarajal. Es precisamente por este último punto por donde entran de manera más numerosa: salen de una playa marroquí, nadan unos metros y rodean el valle. Se trata de la ruta menos peligrosa y la más corta; cuando salen del agua, ya están pisando suelo europeo.
Cuando ha llegado el Ejército a esta zona, los militares han tomado la playa que hay junto al espigón: así, a los migrantes ya no les valía con bordearlo, sino que tenían que adentrarse en el agua, nadar hasta rebasar el siguiente espigón y así entrar en la playa. "La ropa toda mojada, dormí con la ropa mojada", explica una de las personas que ha nadado para llegar hasta Ceuta.
Este martes, los agentes españoles han vigilado la frontera durante todo el día: a primera hora eran muy pocos y han recibido una lluvia de piedras del lado marroquí, a la que han respondido con gases lacrimógenos para dispersar a la gente. No obstante, a los pocos minutos la playa estaba llena. Mientras tanto, los menores llegados a Ceuta han sido trasladados a naves acondicionadas, donde serán atendidos por la Cruz Roja.