El Tribunal de Justicia de la UE ha sentenciado que España ha incumplido la Directiva Marco del Agua en dos aspectos relativos a las extracciones de agua subterránea para cultivos de frutos rojos en Doñana. La sentencia reprocha que no se han tomado medidas para cuidar ni el agua subterránea del humedal ni los hábitats protegidos del Parque Nacional.
Por esa sobreexplotación de los acuíferos, la mayoría de lagunas de Doñana se han secado. De hecho, en esta época del año solo una marisma tiene agua. Según explica Juanjo Carmona, portavoz de WWF, "las soluciones pasan por cerrar las fincas y pozos ilegales en Doñana. El acuífero está sobreexplotado y hay dato científicos que están acreditando que esa sobreexplotación está teniendo efectos negativos sobre espacios que están protegidos por las leyes europeas".
Fue la organización WWF quien hace una década interpuso una queja ante la Unión Europea. Ahora, la sentencia insta a España a que tome medidas cuanto antes. En total, se cerrarán 115 pozos ilegales y más de 400 que extraen agua subterránea.
Sin embargo, no es la primera vez que Doñana se ve afectada por los ataques humanos. En 1999 se presentó un proyecto para dragar el Guadalquivir, es decir, hacerlo más profundo, para que se pudiera ampliar el puerto de Sevilla. El proyecto nunca se llegó a llevar a cabo porque lo paró el Tribunal Supremo, pero hicieron falta 20 años de lucha judicial y la intervención de la Unesco.
En 2016 dos grandes empresas energéticas empezaron a cavar zanjas para construir un almacén de gas y, otra vez, la Unesco amenazó con retirar el título de patrimonio mundial de la humanidad.
Otro de los proyectos que se planearon sin tener en cuenta el Parque Natural era la creación de una autovía que una Cádiz y Huelva sin tener que pasar por Sevilla. Actualmente, hay que pasar por la capital andaluza para cruzar de una provincia a otra, un trayecto que en coche supone algo más de dos horas. La Junta de Andalucía proyectó un atajo por mitad del área natural para ahorrarse 15 minutos de trayecto y, aunque el proyecto está aparcado, no se ha olvidado.
Ni siquiera uno de los mayores desastres medioambientales de España, el de Aznalcóllar, ha servido de escarmiento: 23 años después del vertido de residuos tóxicos que casi llega al Parque Nacional, los permisos para reabrir la mina pueden llegar a finales de este año.
La zona también está castigada por el aumento de fertilizantes, pesticidas y excrementos procedentes del auge de la agricultura y la ganadería en la zona. Estos contaminantes acaban en los ríos y balsas de agua, y ya hay plantas en peligro de extinción por ello.
Tampoco hay que olvidar los atropellos de especies protegidas como los linces, la mitad de los que mueren es por esta causa; la caza furtiva (en 5 años han detenido a mas de 30 personas por esto en el entrono de Doñana) y los incendios, que siguen mermando la zona, ya sean intencionados o por negligencias como la quema de rastrojos.