Diego Torres no sería el único que conoce los miles de correos comprometedores del yerno del rey. Además de él, según el diario El País, los servicios de inteligencia podrían haber tenido acceso a toda esa información. 

Sin negarlo, lo vino a reconocer el propio Urdangarin ante el juez y a preguntas del abogado de su exsocio. Ante la pregunta sobre si era cierto que en una periodicidad más o menos mensual lo que se llamaban servicios de inteligencia pasaban por el instituto y obtenían una copia de los archivos, el marido de la infanta respondió que se hacía un volcado semanal de los datos.

De hecho una pieza secreta investiga el papel del CNI en el 'caso Nóos'. El abogado de Urdangarin pagó al menos cerca de 7.000 euros a Matías Bevilacqua. Pascual Vives dijo que no sabía que Bavilacqua trabajó para el CNI. Aunque su tarea fue poner orden en las decenas de miles de correos del Instituto Nóos.

Pero el culebrón no acaba ahí. Tanto Torres como su abogado han denunciado extraños movimientos. Creen que pueden haber sido víctimas de seguimientos. Es más, según El País, para comprobarlo la policía montó una trampa: preparó micrófonos y cámaras ocultas en un coche camuflado cerca de una casa del abogado. Sin embargo, a los pocos días, el dispositivo de grabación desapareció.