Apenas una hora antes de la muerte de Isabel Carrasco, Raquel, Montserrat y Triana tomaron café juntas. Una información que se ocultó en las primeras declaraciones de madre e hija ante la policía. “Llevo tres días sin dormir, me cuesta colocar los datos” declaraba Triana.
Según el sumario del caso, tan sólo estuvieron hablando de trabajo y nada hacía presagiar que minutos más tarde las tres estuvieran implicadas en el asesinato de la Presidenta de la Diputación de León. Raquel Gago, policía local, había visto a su amiga Triana después del crimen. Según testigos, esa información también se ocultó hasta horas más tarde cuando habló con conocidos sobre lo ocurrido. “En ningún momento en esa conversación me dice que ese día ha estado, ha visto o ha hablado con Triana” afirma un compañero de Raquel Gago.
En el sumario queda claro el odio de madre e hija hacia Carrasco por haber dejado a Triana sin trabajo. Un sentimiento que también conocía su entorno más próximo. “Triana tenía a Isabel en un pedestal. Cuando empezó a tener problemas pasó a decir que era una déspota. Culpaba a Isabel de lo que le había pasado en la diputación. Hablaba constantemente de ella” explica una de sus amigas.
“A veces le ofrecían algún trabajo y había alguna mano negra que hacía que al final no llegaran a contratarla. Triana decía que Isabel era perra y mala. En la última temporada, Montserrat estaba fuera de quicio. Creo que era por el sufrimiento de su hija" dice Pablo Martínez, padre de Triana. Un rencor que, al parecer, se retroalimentaba entre ambas y que les ha llevado a la cárcel.