Fabra se enfrenta a un presunto delito continuado de tráfico de influencias, a lo que hay que añadir un posible delito de cohecho y hasta cuatro fraudes fiscales. En el banquillo de los acusados le acompañan, entre otros, su exmujer y Vicente Vilar, el empresario que le denunció hace ya una década.

Vilar denunció al expresidente castellonés en el año 2003. Le acusó de cobrarle comisiones millonarias a cambio de los favores políticos en los que parecían concretarse las gestiones que Fabra realizaba a favor de este empresario. Según el propio Vilar, Fabra intercedía por él ante los distintos ministros de Agricultura de los Gobiernos de Aznar para que el empresario obtuviera de forma ágil los permisos para comercializar sus productos fitosanitarios.

Pero estos diez años de proceso están marcados por una serie de trabas que lo convierten en un caso muy particular. La causa ha contado hasta la fecha con un total de nueve jueces y hasta cuatro fiscales. Varios de ellos denunciaron incluso presiones externas y finalmente fue el Tribunal Supremo quien ordenaría abrir el caso.

Ahora, Carlos Fabra vuelve a contar con una baza a su favor. Los tres magistrados que ahora le van a juzgar, ya han intentado anteriormente anular las acusaciones que recaen sobre el expresidente de Castellón.