"Me considero un preso político", dijo el exvicepresident de la Generalitat, Oriol Junqueras, en su intervención, mientras que el el exconseller de Interior, Quim Forn afirmaba: "Yo he diferenciado mucho la política".
Junqueras arrancaba su discurso diciendo que estaba en el banquillo por sus ideas y no por sus hechos. "Por eso no quiero contestar a las preguntas de las acusaciones", dijo.
Muy diferente a la actitud del exconseller de Interior: "Contestaré las preguntas del Ministerio Fiscal y de la Abogacía del Estado". Una declaración mucho más técnica, ya que el esfuerzo de Forn ha estado en rebajar su implicación en el 1-O.
"Estoy de acuerdo en fomentar e impulsar este referéndum pero no utilizo los mecanismos del Departamento de Interior", expuso Forn, tratando de desvincular su compromiso político con la actuación de su departamento y defendiendo la actitud de los Mossos.
"Ningún acto de los Mossos d'Esquadra fue contra la Constitución", aclaró el exconseller.
Sin embargo, el exvicepresident reconocía que desobedeció al Tribunal Constitucional y lo justificaba así: "Nada de lo que hemos hecho es delito. Votar no es un delito, en cambio, impedirlo por la fuerza sí".
Al otro lado, un Forn que habla de una declaración de independencia simbólica y que afirma que era partidario de ir a elecciones, pero cuando el fiscal le señaló que había gente a favor de declarar la independencia sin convocar elecciones, el exconseller evitó incriminar a Junqueras.
Dos estrategias contrapuestas con un mismo fin: separarse de la violencia y desmontar el delito de rebelión.