Deja entrever sólo sus ojos azules entre vuelta y vuelta del pañuelo que cubre su cabeza. También al aire sus manos que sujetan su arma. Es su seguro de vida en suelo iraquí. Sin soltarla nos contesta a las preguntas: "Soy Paco Arcadio, tengo 21 años y mi organización 'Reconstrucción Comunista' considera enviar voluntarios para combatir la guerra antifascista contra el Daesh".

Él, junto a otro combatiente, son los dos españoles que luchan en las filas de una brigada internacional promovida por el Partido Kurdo de los Trabajadores, organización considerada terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos, que en la zona del Kurdistán iraquí y sirio batallan por su cuenta y riesgo contra ISIS.: "La lucha no espera, la lucha no entiende de familia, de trabajo, de estudios".

Están convencidos de que la lucha debe librarse sobre el terreno. Allí se instruyeron durante dos meses, recibieron formación militar y aprendieron a usar las armas al detalle. Y empezaron a luchar. Hicieron su maleta en Navidades. Viajaron hasta Turquía, y ahí, con ayuda de militantes del PKK cruzaron a Siria para acabar en Irak, en el frente donde lidian con la muerte día a día: "Cada día tenemos muertos por morteros o por francotiradores cuando vamos a por agua".

Duerme rodeado de casquillos, en una cama que le sirve para tumbarse y disparar desde su pequeña ventana. Están muy cerca de los terroristas de ISIS: "Hay una distancia de 20 metros de las posiciones del Daesh y cuando pasa alguno disparamos". No le tiembla el dedo al apretar el gatillo: "Nuestra organización no quería que viniese gente aquí única y exclusivamente por el hecho de coger un arma".

Su organización es 'Reconstrucción Comunista'. Quedamos con ellos en Madrid, donde aseguran que son vigilados por la Policía española. Dicen que les señalan como los captadores y responsables de enviar a españoles allí.

Uno de ellos, Juan Mesano, nos cuenta: "¿Que nosotros sabemos que iban a ir? Si ¿Qué nosotros sabemos quiénes son? Si, por supuesto, son nuestros camaradas y nuestros amigos, son nuestra familia. Cómo no vamos a saber que se han ido. Una cosa es que sepamos que se han ido y otra que nosotros estemos mandando gente. Aquí nadie está captando a nadie. Es una cuestión de solidaridad nacional". Una lucha llevada al extremo, esa que sabe a victoria sólo con la sangre del adversario.