Los títulos de duque, yerno del rey o excelentísimo señor le sabían a poco. Iñaki Urdangarin quería una etiqueta más alta, así que se vendía como lo que no era, ni lo será nunca: Alteza Real.

Según publica el diario El Mundo, Urdangarin rubricó su contrato con la todopoderosa francesa Havas Sports, dedicada a la comunicación, con categoría de alteza real, un título del que sólo disfrutan los príncipes y las infantas.

La empresa francesa pagó a Aizóon 100.000 euros, también en esta ocasión, sin que ningún documento o dossier acredite los servicios de asesoría prestados. Aizóon es un caso de asesoría multisectorial, completamente todoterreno.

El abanico de conocimientos de los duques no tenía límites. Sabíamos que fueron asesores en el mercado inmobiliario, en el de bebidas alcohólicas, en la industria tabacalera, a empresas cazatalentos o de la comunicación. Pero ahora se sabe que Aizóon cobró también de uno de los mayores fabricantes de armas del mundo, la francesa Lagardere.

La Audiencia de Palma ya ha dejado claro que cree que Aizóon no era más que una empresa pantalla, una sociedad creada por los duques para defraudar a Hacienda.