Los últimos abucheos a miembros de la familia real han correspondido a la reina, en un acto privado el pasado sábado en el Auditorio Nacional. Se ha convertido en algo casi habitual. Desde Zarzuela entienden estas protestas como una crítica al poder, no a la Corona ni a sus representantes.
La música fue lo único que logró acallar los pitos de una parte del público, que otro sector intentaba tapar con aplausos. El viernes doña Sofía también vivió en primera persona, acompañada del ministro Wert, otra pitada en el Teatro Real.
Defienden desde Zarzuela que tendría poco sentido que el objetivo de las pitadas sea la reina, que siempre, dicen, ha defendido la cultura, la música y el arte. Porque además, en todas las encuestas, la reina es la figura mejor valorada de toda la institución monárquica.
En el último mes el príncipe también ha sido testigo de protestas, como las que tuvieron lugar en la inauguración del AVE a Alicante, con Rajoy, Cospedal o Fabra. Y semanas antes, se encontró junto a doña Letizia en el Liceu de Barcelona con la protesta que encendió la mecha.
Zarzuela se esfuerza en seleccionar los actos a los que acuden los miembros de la familia, pero insisten, no piensan aislarse. Como muestra, los Príncipes acudían este lunes a un acto de la policía en Madrid. Pero intentarán gestionar este clima de la mejor manera posible.