Carlos Rivas y a Serafín Rodríguez está condenados a tres años de cárcel por participar en un piquete informativo. Ahora, la justicia les ha dado un respiro. “Es un alivio. El tiempo hasta que no nos conceden el insulto, por lo menos estamos más tranquilos”, explica Carlos Rivas. Y hasta que el Consejo de Ministros se pronuncie al respecto, su entrada en la cárcel está paralizada. Solicitaron el indulto en enero y la resolución podría alargarse hasta un año.

Serafín Rodríguez: “Hay que pensar en todo lo que dejas fuera. Yo tengo dos hijas y por eso estoy luchando”. Este es ya su segundo intento. Y aunque en esta ocasión la Audiencia Provincial se ha pronunciado a su favor, la fiscalía se opone. “Jamás entendimos este ensañamiento con la intención de que estemos en prisión, independientemente de que se tramite el indulto”, afirma Carlos.

En España, hay unos 350 casos similares. Otro de estos casos es el de Ana María González y Tamara Vidal, dos trabajadoras de instalaciones deportivas condenadas por echar un bote de pintura a una piscina en una jornada de huelga. Pero en su caso, todos están de acuerdo y tanto fiscal como Parlamento gallego reclaman el indulto para ellas. “No hemos hecho nada como para entrar en la cárcel. No somos delincuentes Tamara y yo”, declara Ana. Y embarazada de cinco meses, Tamara tiene otras preocupaciones. Por suerte su condena, también ha sido paralizada. “Tu vida es una incertidumbre. No sabes si vas a acabar en la cárcel o va a salir todo bien”, asegura. Saben que al final del camino puede estar la libertad.