La organización del Saloufest extrema la vigilancia con la llegada del primer grupo de jóvenes británicos y no quieren que veamos como muchos acaban la noche vomitando en las aceras. Los organizadores intentan que se comporten y si no lo hacen, no quieren que las cámaras capten esas imágenes.
Y Salou un año más dividido por quienes apoyan y protestan por este tipo de turismo. De día, los vecinos notan la vigilancia de este año y los hosteleros encantados, ya que en estos días duplican sus ganancias.
Este año sin embargo, ni el ayuntamiento de Salou ni el de Reus cederán instalaciones públicas. Reivindican el turismo cívico, a pesar de que muchos de estos jóvenes dicen venir a hacer deporte y no emborracharse.
La empresa organizadora no quiere dar cifras, pero según el patronato de turismo la asistencia a esta edición será menor. De los 9.500 jóvenes de 2015, a los 7.300 previstos para este año.