F.J.M, acusado por el doble de crimen de Almonte (Huelva), en el que murieron en abril de 2013 una menor de ocho años y su padre, M.D.E., ha mantenido su inocencia durante su declaración en la segunda sesión del juicio por estos hechos y ha sido tajante ante las preguntas del Ministerio Fiscal: "Por supuesto que no los maté".

Durante su declaración, que ha durado unas tres horas, el acusado, que se encuentra en prisión como presunto autor desde junio de 2014, que mantenía una relación sentimental con la madre y expareja de los fallecidos cuando ocurrieron los hechos, y que se enfrenta a 50 años de prisión, ha asegurado que tenían "una relación de idas y venidas, nunca le pedí que dejara a Miguel Angel D.E. Siempre la respeté y nunca la insulte".

"Se iba con él, nos enfadábamos y después venía para hacer las paces. Ella era como el perro del hortelano, ni comía ni dejaba comer", ha dicho. A la pregunta sobre cómo llegó su ADN a unas toallas que se encontraban en la vivienda donde aparecieron los cadáveres, ha remarcado: "No me lo explico porque llevaba tres años sin acceder a esa casa", y ha insistido en que se considera "una persona muy sincera", así como que si ve sangre "se desmaya".

F.J.M. el único acusado de la muerte de una niña de 8 años y de su padre en una vivienda de Almonte

A su vez, posteriormente, y con aspecto tranquilo, ha insistido en que él no ha matado a nadie: "Primero, porque no soy capaz y, segundo, porque estaba trabajando".

De igual manera, preguntado por la relación que mantenía con Miguel Angel, que también trabajaba en el mismo supermercado, ha remarcado que era "cordial, de trabajo", indicando además que "era una persona que no tenía problemas con nadie, una bellísima persona, todos los querían en Almonte y nunca se metió en problemas". "No lo veía como un enemigo, no me molestaban sus encuentros --refiriéndose a Marianela-- y ella no me los ocultaba", ha remarcado, así como que "la relación era un secreto a voces".

En concreto, y al final de la declaración, ha asegurado que se enteró por unos compañeros que "Miguel Angel había sido amenazado por un rumano en el supermercado".

Sobre su relación con la niña, ha precisado que antes de empezar una relación sentimental con Marianela en 2009 era "cordial" porque eran amigos de antes, cuando cada uno tenía su pareja, pero posteriormente "evitaba el trato porque la situación no era la adecuada", indicando además que "no es cierto que no quisiera que le dejara la niña a Miguel Angel o que la obligara a dejarla en el rellano".

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Sobre la vivienda donde aparecieron los cadáveres, ha asegurado que "conocía la casa, su distribución" porque había estado antes, en la que "se duchó una vez" pero "dejó de subir unos tres años antes porque no querían que lo vieran los vecinos".

Sobre el día de los hechos, el 27 de abril, asegura que trabajó desde las 15,00 hasta las 22,00 horas, y "es imposible" salir de la tienda durante el turno "sin que nadie se percate, ya que tiene una tarea asignada y si no la hace, se nota". En este punto, ha asegurado que abandonó el supermercado "a las 22,05, y antes nos esperamos todos en el almacén grande hasta que vino el gerente y ya nos fuimos", aunque ha remarcado que salió por separado de Marianela.

Del mismo modo, sobre los testigos que lo sitúan en su vehículo fuera de su trabajo con luz solar, cuando esa jornada tenía turno hasta las 22,00 horas, ha insistido en que es "imposible" y que si lo hicieron "sería en la furgoneta de la empresa porque estuviera repartiendo algún pedido", una cuestión que tampoco recuerda.

El letrado de esta parte, Gustavo Arduán, ha asegurado que le ha llamado la atención "la solidez y tranquilidad pasmosa" con la que ha declarado, precisando que "sólo se le ha quebrado la voz cuando se ha hablado del ADN de las toallas", si bien la presidenta del tribunal le ha impedido preguntarle el por qué de esta circunstancia.

Al respecto, ha incidido en que se enteró de las muertes a través del marido de la hermana de Marianela, ya que volvió a pasar por la casa y había mucha gente en la puerta, y al saberlo, ha asegurado, que le dio "un ataque de ansiedad" y estuvo "varios días en cama llorando como un niño chico".

A preguntas de la defensa sobre lo sucedido en su detención en junio de 2014, ha remarcado que no se le informó de sus derechos y que los agentes de la Guardia Civil le decían que "hablara y contara lo que había hecho, que lo sabían todo, y yo les decía qué quería que les dijera si yo no había hecho nada", ha concluido.