"Ya he vendido todo, he vendido el coche, joyas, todo por pagar una y otra letra más", afirma Ainhoa, una de las más de 100.000 personas desahuciadas en España en el último año. "A mí que me lo quiten todo, pero no voy a permitir ni que le quiten la comida a mi hija ni el techo a mis padres", afirma la joven, a la que le han concedido la dación en pago.

Su caso es sólo uno de los 600.000 ejecuciones hipotecarias ocurridas desde 2008. Amnistía Internacional advierte que España es el penúltimo país de la Unión Europea en viviendas sociales, con un índice de sólo el 1%.

La propia organización recuerda que las ayudas sociales a las viviendas se ha reducido en un 50% desde 2009, por lo que el Gobierno "no está cumpliendo con las obligaciones internacionales en materia del dereho a la vivienda".