Arranca el León el juicio por el escape de gas grisú (metano) que costó la vida a seis mineros hace 10 años en el Pozo Emilio del Valle, en Llombera de Gordón. Murieron asfixiados a 700 metros de profundidad en octubre de 2013.
Los familiares, muy emocionados, piden que se depuren responsabilidades, ya que tanto el fiscal como las acusaciones creen que el accidente se podría haber evitado. Antonia, la madre de uno de los fallecidos, ha colocado esta mañana seis rosas a la entrada de los Juzgados de León en honor a los seis mineros. "Nadie nos avisó de nada, todavía estamos esperando una llamada de la empresa", ha denunciado ante los medios.
Manuel, padre de una de las víctimas esperaba justicia: "Tenían todos los medios. Fallaron las personas". Patricia, que perdió a su marido, asegura que es una vergüenza que hayan tenido que esperar una década. En 2021 el juicio tuvo que aplazarse tras conocerse que varios de los acusados tenían suscritas pólizas de seguros que no habían sido aportadas al sumario.
En el incidente, otras 8 personas resultaron heridas. Hoy, el presidente y toda la cúpula de la empresa que explotaba la mina, la Hullera Vasco Leonesa, se han sentado en el banquillo; 16 acusados que se enfrentan a una pena de hasta seis años y medio de prisión.
Las acusaciones consideran que el accidente se podría haber evitado. Ramón Carro, abogado de la acusación, apela a falta de medidas de seguridad: "El sistema de ventilación que existía era absolutamente deficiente". A pesar de todas las incidencias que se produjeron la semana del accidente, no se impidió el acceso a los trabajadores.
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