Es Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, llegó en Marruecos en 2007 y su visión sobre la inmigración cambió radicalmente. "Ahora sé de sobra las razones que les llevan a saltar la valla", afirma el religioso.
Agrelo es contundente, no entiende de ninguna manera la tragedia de Ceuta. "Es como si no hubieran muerto más que unos animales en la frontera". Y pide que se asuman responsabilidades. "Esto será recordado con vergüenza".
Dice que los disparos son injustificables. Ni con balas, ni con pelotas de goma. "A mí me hubiera dado igual que disparasen caramelos".
Asegura que las fuerazas de seguridad que actuaron esa noche en Ceuta le dan pena. "Quieran o no quieran habrán de cargar con la memoria de unos muertos". Agrelo también conoce de cerca la realidad que se vive en la valla de Melilla. "Lo de las cuchillas yo no lo comprendo, no comprendo cómo el Gobierno no ha tomado la decisión de retirarlas de inmediato".
El arzobispo se desmarca de la política, pero tiene clara la ideología de dios. "Dios se ha puesto contra sí mismo y eso me parece de izquierdas". Un discurso el de este arzobispo que asegura viene marcado por la realidad que vive en Tánger día a día.
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