Para algunos, todo vale para colarse en el Metro: saltar, salir por donde se entra, usar la chaqueta para engañar al sensor, hacerlo subido a un monopatín o aprovechar los tornos para jugar al limbo.
Además de los 80 euros de multa para disuadir a la gente, a partir de ahora en algunas estaciones del Metro de Madrid será mucho más complicado colarse sin pagar. Los accesos permanecerán abiertos siempre y, si hemos pagado, podemos pasar sin problema, pero si intentamos colarnos, las puertas se cerrarán.
Es un sistema que ya funciona con éxito en otras ciudades europeas y, además de cazar a todos los que se cuelan, tiene otras ventajas, como que se registran un 70% menos de averías, se agiliza el tráfico de pasajeros y se ahorra energía.